Buscar este blog

martes, 27 de noviembre de 2012

Era un tipo tan, tan, pero tan....

Era un tipo tan, tan, pero tan gordo, que su Ángel de la Guarda dormía en la pieza contigua.

Era un tipo tan, tan, pero tan feo, que tenía prohibido pasar por las tiendas de espejos.

Era un tipo tan, tan, pero tan viejo, que su tipo de sangre ya estaba descontinuado.

Era un tipo tan, tan, pero tan pobre, que el arcoiris lo veía en blanco y negro.

Era un tipo tan, tan, pero tan malo, que por donde él pasaba, ni la hierba volvía a crecer.

Era un tipo tan, tan, pero tan negro, que el miércoles de ceniza le ponían una crucecita con cal.

Era un tipo tan, tan, pero tan huevón, que ni siquiera lo terminó de escr

Era un tipo tan, tan, pero tan pendjeo que n i siquiera lo sabía escrivir

Era un tipo tan, tan, pero tan alto, que los pantalones los compraba por metro.

Era un tipo tan, tan, pero tan chaparro, que la cabeza le olía a patas.

Era un tipo tan, tan, pero tan alburero, que me prestas el agujero.

Era un tipo tan, tan, pero tan loco, que pensaba que el dólar todavía costaba 3.50

Era un tipo tan, tan, pero tan hábil, que lo dejaron en una isla con un martillo y un serrucho, y en 15 días hizo un barco.

Era un tipo tan, tan, pero tan gandaya, que lo dejaron con la hermana del tipo anterior y le hizo la tripulación del barco.

Era un tipo tan, tan, pero tan tonto, que creía que Círculo era un Lord inglés.

Era un tipo tan, tan, pero tan gordo, que se caía de la cama... para los dos lados.

Era un tipo tan, tan, pero tan hocicón, que cuando iba a comulgar, el padre en lugar de hostia le daba un buñuelo.

Era un tipo tan, tan, pero tan narizón, que podía fumar lloviendo.

Era un tipo tan, tan, pero tan huevón, que quería ser diputado (o senador).

Era un tipo tan, tan, pero tan calvo, que se caía de espaldas y se golpeaba la frente.

Era un tipo tan, tan, pero tan gordo, que su ángel de la guarda dormía en otra cama.

Era un tipo tan flaco, pero tan flaco que para hacer sombra tenía que pasar dos veces.

Era un tipo tan, tan, pero tan despistado, que una vez se levantó a media noche, metió al gato a la cama, lo arropó, se dio una patada a él mismo y se echó por la ventana.

Era un tipo tan, tan, pero tan ignorante, que se regaba con la regadera del jardín para ver si así se cultivaba.

Era un tipo tan, tan, pero tan tacaño, que cuando veía la misa los domingos por la televisión, la apagaba cuando llegaba la parte de las ofrendas.

Era un tipo tan, tan, pero tan feo que fue a un concurso de feos y lo perdió por feo.

Era un tipo tan, tan, pero tan pequeño, que en vez de viajar en metro, viajaba en centímetro.

Era un tipo tan, tan, pero tan optimista, que cuando le dio un infarto dijo que era una corazonada.


Era un tipo tan, tan, pero tan sordo, que contestaba alteléfono aunque no sonara.


Era un tipo tan, tan, pero tan alto, que de que alguien le pisara el callo, pasaban por lo menos diez minutos hasta que sentía el dolor.


Era un tipo tan, tan, pero tan tonto, que no compraba mesita de noche porque no tenía donde ponerla de día.

Era un tipo tan, tan, pero tan miope que tenía las gafas en la nariz y no las veía.

Era un tipo tan, tan, pero tan delgado, que tenía que pasar dos veces la aduana para haber si había pasado al país vecino.

Era un tipo tan, tan, pero tan tonto, que creía que para la vista cansada lo mejor era ver la televisión sentado en una silla.

Era un tipo tan, tan, pero tan viejo, que de niño no jugó a los caballitos, sino a los dinosaurios.

Era un tipo tan, tan, pero tan bajito, que no tenía sien, apenas llegaba a cincuenta.

Era un tipo tan, tan, pero tan alto, que se tropezaba miércoles y caía viernes.

Era un tipo tan, tan, pero tan torpe que hasta tropezaba con su sombra.

Era un tipo tan, tan, pero tan educado, que antes de empezar a hablar se quitaba el bigote.

No hay comentarios:

Publicar un comentario