—Y dije: ¡éntrale cabrón, te faltan huevos!
—Jesús, eso no puede ir en la Biblia.
—Bueno… quien esté libre de pecado que aviente la piedra.
—Y dije: aquí se rompió una jerga y todos a la verga.
—Jesús, eso no puede ir en la Biblia.
—Bueno… mi paz les dejo, mi paz les doy.
—Y Eva le hizo unos buenos mamelucos a Adán.
—Jesús, eso no puede ir en la Biblia.
—Bueno… entonces Eva se comió el fruto prohibido.
— ¡Deja de estar de huevon!
—Jesús, no podemos poner eso en la Biblia.
Bueno... Levántate y camina.
—¡Pégale duro, no te dejes, pendejo!
—Jesús, no podemos poner eso en la Biblia.
Bueno... Hay más dicha en dar que en recibir.
— ¡Deja de estar chingado!
—Jesús, no podemos poner eso en la Biblia.
Bueno... ¿Por qué te fijas en la paja que está en el ojo de
tu hermano y no adviertes la viga que está en el tuyo?
— ¡Vamos a hacer una orgía! ¿Quién le entra a la horchata?
—Jesús, no podemos poner eso en la Biblia.
Bueno. Ámense los unos a los otros.
—¡Éntrele a los de pastor y cabeza!
—Jesús, no podemos poner eso en la Biblia.
Bueno... No sólo de pan vive el hombre...
—Donde será la peda?
—Jesús, no podemos poner eso en la Biblia.
Bueno... Porque donde están dos o tres reunidos en mi
nombre, allí estoy yo en medio de ellos.
—Cuenta el mitote, con una chingada!!!
—Jesús, no podemos poner eso en la Biblia.
Bueno... Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
—Deja para mañana lo que no puedes hacer hoy!
—Jesús, no podemos poner eso en la Biblia.
Bueno... No se angustien por el mañana, el cual tendrá sus
propios afanes. Cada día tiene ya sus problemas.